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jueves, 24 de noviembre de 2011

Diario de... HOTELES. (Comedor. 2ª Parte)

* (continúa de "Diario de... HOTELES. (Comedor. 1ª Parte).

Ocurre que NO es oro todo lo que reluce. Y tanto da que el Hotel tenga más o menos estrellas que el chándal de los Domingos de Belén Esteban, amigos, que los nubarrones siempre acechan a la vuelta de la esquina de diferentes maneras. Es la delgada linea roja del desencanto. Invisible, pero real. Sin ir más lejos, y a modo de entrante...

.... los huevos fritos de los hoteles, en líneas generalesno tienen puntillita. No, señor, no la tienen. De hecho es que por no tener, NO tienen ni vida. Todos dispuestos ahí de cualquier manera sobre la plancha parecen huevos fritos de artículos de coña. Parecen llaveros, joder. Así que, puestos a pedir un crédito personal para irte de vacaciones (la vida son dos días, ¿no?; luego viene la ansiedad y las lágrimas, pero bueno, esto es otro tema), no seas tonto y no te quedes corto. Entre un cocinero con legañas y otro fashion vestido de negro y olor a Paco Rabanne, ni te lo pienses.

- A usted le gustan recién hechos y con puntillita, ¿verdad, caballero?.
- Si, señor.
- Me he tomado la libertad de picarle y dorarle unos ajitos en aceite de oliva vírgen y así mismo también trocearle y pasarle un poquito unos filetitos de ibérico para acompañar, si le parece bien.
- Puedes llamarme Lorenzo, campeón.

Así si.

STRANGERS IN THE NIGHT ASSOCIATION.
A HOW OLD ARE YOU PRODUCTION.
Presents.


Paco Chumoski.
Diario de... HOTELES. (Comedor. 2ª Parte).

Por desgracia, aunque topes con un cocinero vocacional, aún y todo, no te puedes despistar un segundo.

Los Niños de San Ildefonso.

Estás bebiendo tu zumito natural de maracuyá para acabar de engullir con placer ese trocito exquisito de bacon ahumado con un bocadito de pan de amapola. El ambiente que te rodea es plácido. El murmullo de fondo que reina en el Comedor (siempre en función de la hora, recordemos), sereno, apacible, incluso ejerce un efecto sosegador. El servicio es atento y eficaz. Eres feliz. Muy feliz. Yo lo soy al menos. Entonces, sin previo aviso...

- QUÉ BONIIIIIIITO!!!. ANTONIO, MIRA CÓMO HAN PELADO LA SANDÍA!!

Viene alguien y te canta el gordo. Te sobresaltas, vale. Incluso derramas algo de zumo en el mantel. A ver, no le das importancia en ese momento, vale, no pasa nada, pero es que...

- ¿Y ESO QUÉ ES? ¿ANTONIO, ESO QUÉ ES?
- Pues no sé. ¿Jefe, eso qué es?
- Mousse de Chumbo Superfucker, caballero.
- OI POR DIOS, MÚS DE CHUMBO, ANTONIO!!! LE HABRÁ QUITAO LAS ESPINAS, ¿NO?.

Y tras la sandía y el mousse....

- MIRA, IKER, ESE SEÑOR TE HACE LA TORTILLA. ¿QUIERES UNA TORTILLITA, CARIÑO? ¿PORQUÉ NO APAGAS LA CÓNSOLA?
- Que te follen, vieja.

Y no se vayan todavía...

- VAMOS A PONERNOS AQUÍ AL LADO DE LAS PASTAS, ANTONIO.

Al lado de las "pastas" acaba siendo (vaya por Dios) al lado de mi mesa.

Los del ansia.

Estos son los que le quitan el hambre a mi hermano. Como se le siente cerca uno de esta cepa, te digo yo que ya no come a gusto. En serio. Yo al principio pensaba que exageraba, vale, que eran chuminadas de él, tontás, que se dice, pero amigos, con el paso de los años, y analizando bien la situación, he acabado por sentirme identificado. Y no solo te quitan el hambre, no, es que te sumergen en un estado depresivo.
O sea... tú entras en el Comedor un poquito más tarde de lo habitual, en plena ebullición, arreglaíto pero informal, bien afeitaíco, con presencia, magnetismo, integridad, con tu olor a "Guilty" de GUCCI o, aún mejor, "Bleu" de CHANEL. Imponente. Hoy la recepcionista se ha delatado con un comentario absolutamente irrelevante sobre las condiciones climatológicas típicas de la zona. No te equivocas, se ha sonrojado. Fíjate, además, que ya no te pide el número de habitación. Puedes oler sus feromonas desbocadas. Dios, me voy a meter un plato de judías con tomate y bacon y revuelto que ni Conan en ayunas.

Y entonces...

Me cruzo con un tipo que lleva cuatro platos en las manos, y en el antebrazo, haciendo malabarismos, dos vasos. En plan voy trincao en Nochevieja, mira lo que hago con el cubata y la barbilla. Uno de café y otro de zumo. Un plato rebosa repostería. Otro salchichas. Otro está lleno de bacon y otro lleva una selección masiva de embutido.

Y te preguntas, algo aturdido, y con razón... ¿Se va a comer todo eso sin pán?

No, padre, claro que no. Hace otro viaje y vuelve con dos platos más. Uno con 7 bolletes de pan y otro con 5 tostadas. El caso es que finalmente piensas "bueno, debe traer la manduca para que coma toda la família", ¿verdad?, PUES NO, en la mesa le espera la parienta y nadie más, y esta, por cierto, se está untando tímidamente una mini-tostada con una puntita de mantequilla a modo de resopón matinero.

A mí se me quita el hambre. Me da angustia. Me entra un bajón. Me deprimo. Pero es que luego viene la mala leche, porque el ANORMAL (no tiene otro nombre) se deja la mitad de la comida en  los platos. No hay estilo alguno, amigos. No hay clase. No hay un saber estar. Miro con tristeza a su mujer, incapaz de corregir al especímen, con un collar-abalorio de mercadillo demasiado histriónico para un desayuno, y pienso en cuando tengan descendencia, pienso en el futuro de España, amigos. Tras la marcha del gachón queda la mesa como una banquete vikingo. PATÉTICO.

Más. Estás esperando en la cola de la paella. Intuyes que cuando te toque quizá te quede "ALGO", suficiente para probarla y tal. Parece ser que está rica y que está teniendo éxito entre los comensales. ¿Me seguís?. Bien, pues no te preocupes, que la maruja de delante ya se encarga de "arrebañar" la paellera para dejarte sin un grano. ¿Por qué? No lo sé. Al volver a Barcelona lo consulté con un prestigioso kiosquero de barrio. No pudimos sacar nada en claro.

- Señora, anda que me ha dejado usted siquiera una cucharaíta pa probar el arroz, eh.

No contesta. Se revuelve en seguida, haciéndose la sueca, resabiada, yo diría que incluso con aire triunfalista, MOURINHISTA, hostie!!!!, con su plato-montaña de paella temperatura ambiente a punto de desmoronarse. Evidentemente, ipso-facto, viene el servicio a reponer y me doy el gustazo de ser el primero en DESVIRGAR el asunto. Calentito.

Este Verano, en la cola de los helados (sírvase usted mismo), tenía dos comensales por delante. Se estaba sirviendo en ese momento la niña maximum size, hermanita del Niño de la Cónsola, vale, y delante de mí había un tipo corriente y moliente. 5 minutos después, tras de mí, ya habían cuatro personas esperando. La niña se facturó DOS CUENCOS multicolores dignos de la mejor heladería de pueblo sin conocimiento alguno. DECENAS DE PELOTAS DE HELADO unas encima de otra desafiando la gravedad. Se cogió una cucharilla y marchó. Hija de puta (con perdón). Bien, el tipo de delante se sirvió como pudo del estropicio dejado por la criatura y yo me serví a continuación, adornando el asunto con unas virutillas de chocolate y un estudiadísimo y coqueto lingotazo de sirope de fresa. ¿Por qué? Porque puedo permitírmelo. Punto y pelota. Luego corto un plátano, lo troceo y me monto un festival de sabores que lo flipas. PERO, como digo, todo muy estudiado. El caso es que... cuando me giro... veo, de nuevo, a la niña maximum size haciendo cola. Con los cuencos vacios.

- Niña, mira una cosa que te iba a decir..., tú no te enfades, eh, pero es que creo yo que no te conviene mucho que abuses de los helados dado tu actual fondo físico y, sobre todo, tu edad. Digo yo, ojo, de buen rollo.
- Vete a la mierda, yo como lo que me sale del coño. Y me llamo Lorena. (esto, con sus dos cuencos entre las manos)

11 años o así, no más. Le hubiera dado un collejón ahí mismo, pero claro... sabes qué pasa, que el padre (fácil de identificar, el de la camiseta del Badalona) rondaba cerca, por lo visto también amante de los malabarismos con los platos en plan MARATÓN DE CAMAREROS, y como no soy persona de altercados lo dejé estar. Además, por otro lado, también me había dejado los nunchakus en la habitación.

To be Continued.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Diario de... HOTELES (Comedor. 1ª Parte)


- Buenos días, caballero. ¿Habitación?
- Buenos días, reina. Es la 217.
- ¿Me deja su tarjeta?
- Faltaría más.
- La de la habitación, caballero, si es tan amable.
- Ah, si, claro, disculpa. Te dejo de todos modos una de estas, ¿no?. Mira, este es el fijo y este el móvil.
- La 217 es la habitación donde se aparece la vieja podrida en la bañera cuando menos te lo esperas, ¿no?.
- Mismamente.
- Ya está. Tenga, gracias. ¿Horripilante, verdad?
- Hombre, he estado en habitaciones peores.
- Puede pasar, caballero. Buen provecho.
- El que tú tienes, guapa. Y llámame, no seas rancia, que te invito a un cubata.
- Gamberrete.
- Jamona.

FUCKING COLICS ASSOCIATED.
A BURMAR FLASH PRODUCTION.
Presents.

PACO CHUMOSKI.
DIARIO DE... HOTELES. (Comedor. 1ª Parte)

En el Comedor coinciden, de nuevo, dos tipos de normas: las escritas y las no escritas. Por ejemplo, escrito está (que yo lo he visto, precisamente a la entrada del Comedor) que hay que guardar un cierto órden en la apariencia física, en la indumentaria. Es decir, que entrar al Comedor en plan fiesta tetas mojadas, pues oye, a ver... que si, que vale, que es agradable a la vista, estamos de acuerdo, pero quieras o no, en un hotel-resort con cierto estilo, con un mínimo de clase y glamour, queda muy kíe. Muy kíe, pero llega un momento, pasados dos días de estancia, que ya estás esperando que entre a comer.

- Mira, cómo viene hoy, Joselu.
- Joder, Paco... parecen botones de ascensor. ¿Son operadas, no?
- Espérate, que voy a preguntarle.

Y no está escrito, por poner otro simple y sencillo ejemplo, que no es la mejor demostración de exquisitez por cuanto a comportamiento de un comensal se refiere, rascarse el culo de modo ostentoso en la mini-cola de la paella justo antes de coger la cuchara plana para servirse.

- Chumo, ¿no quieres arroz?. Lleva mejillones, nen.

Y es que, si la que se rasca es una de las suecas altas y esbeltas del 219 igual hasta te entra más hambre, tú mentiendes lo que te digo, no, pero por desgracia las suecas, que yo sepa (tras años de investigación exhaustiva), no suelen tener esta costumbre y se las ve, ya puestos, mu limpicas. No, padre, no, la del escozor es la señora del inabarcable pareo de leopardo que se come las pipas en la tumbona de la piscina mientras el cabrón de su niño va haciendo de las suyas aquí y allá, que se rasca con tanto ímpetu que se deja incrustado parte del pareo entre las no menos inabarcables y desaforadas nalgas. Que pase el siguiente.

Queridos amigos, queridas amigas, tanto da cuántas puntas tengan las pulgas estrellas del Hotel en cuestión (cuatro, cinco, o seis; teniente, alférez o capitán) que en todas partes cuecen habas. Comprobado.

Si madrugas...

... para desayunar BIMBO (fresco y jugoso) te encontrarás con un Comedor lleno de guiris. En principio nórdicos. Pero también ingleses. Alemanes, suecos, noruegos, daneses... Todos ellos pulcros y en fila de a cuatro, marcando el paso. Playeros, pero alicatados. Y digo playeros porque en cuanto acaban, unos van raudos a por las tumbonas predilectas de la piscina, las cuales previamente han reservado hábilmente colocando sus toallas a las 06:00h de la mañana, y otros a la parada del autocar que te lleva a la playa, a ver si, con un poco de suerte, antes de volver a los 30 Días de Noche acaban de despellejarse vivos y mudar la piel como las bichas (*bichas: serpientes, culebras). Porque amigos: viva el sol, viva la paella, viva los toros, viva la sangría, ¿verdad?, claro que si, pero nen..., sin aspavientos, sin carrerillas por los pasillos del hotel, puntuales, discretos y educados. Buenas maneras, buenos modales. Guapísimas ellas. Altas. Valkirias de carnes prietas y pechos de ensueño. Con esos ojos azules. Maravillosas. Y buenos mozos ellos también, sí, señor, bien alimentados y, en principio, sanotes (hasta que a alguno le da por armarse hasta los dientes y salir de cacería, claro). Por lo demás, ni un rumor, ni una legaña. Increíble. Fantástico. Allí solo debe haber escuelas de pago, por lo visto, no sé. Son arios, mira, gente que se bebe las Coca-Colas en jarras de litro como si nada. Dos tragos y ni una lagrimilla, oye. Ni un aire mal contenido. No entienden de crisis, en definitiva.

Luego tenemos los japos. También temprano. Con sus ojitos cubata de vinagreta de banderillas picantes del Carrefour, vale, y sus potentísimas cámaras de fotos. ¿Cómo diferenciarlos de los chinos? Fácil. Aparte de los rasgos físicos más evidentes (las chinas son muy cabezonas en líneas generales y tienen unas piernas horrorosas, completamente arqueadas), los chinos son bullangueros, más marranos comiendo y los que peor visten. A los japos se les distingue a kilómetros. Su discreción, su "elegancia" y sobriedad, su corrección y su occidentalización en general. Con sus sombreros y sus chalecos multibolsillo-pescador. Cuando veas eructar a un japo vienes y me avisas. Son tremendos. Los japos molan y siempre saben inglés. Los chinos fuman como carreteros, los cabrones, pero eso si, cuando se aburren te montan un iPad con cuatro piezas.

A los ingleses también les da por madrugar. Pero es tradición en ellos el tener unos horarios extraños. Se desayuna a las 07:00h., se come a las 12:30h. y se cena a las 17:00h. Y si luego el espectáculo de las 21:00h. no convence, a la cama. Así que, lo que sería la franja SENIOR inglesa te los encuentras tempranito. Blancos, lechosos y horteras (calcetín grís-marrón con chancla con hebilla, por ej.). Y ellas camillescas total (Camillesca: Adj. Camilla Parker Bowles). Feas. Esos pamelones. Esos vestidos. Esos zapatos.Y de fisonomía incómoda.

Ahora bien, si bajas a las 09:30h-10:00h. con la cara de sueño...

 ... ya no es lo mismo. En primer lugar porque el turno madrugador se ha liquidado las ofertas especiales del día, y luego porque eso es una olla de grillos; una torre de babel donde las más variopintas especies animales se dan cita para celebrar los llamados Fastos del Desayuno Vacacional.

Para empezar llegan los hijos de los ingleses SENIOR madrugadores, que se levantan con la papa y las gafas puestas; alguno lleva aún en la mano el cartón de sangría con una pajita asomando, llegan los pakis con turbante y camiseta manga corta, el autocar del INSERSO, de Baracaldo, con esos abueletes más chulos que un gitano con alpargatas nuevas, luciendo after-shave Floyd y guiñando el ojo a las señoras inglesas con pamela, llegan unos de portugal con cejas depiladas y patillas perfiladas, engominados, con las lupas de sol en la frente luciendo bañador de marca, los italianos armando follón, para variar, sin afeitar y con gafas de sol pantojiles Gigi d'Agostino, siempre en chanclas, por supuesto, luego una família de Badalona, él con la niña de la mano (lleva la camiseta de fútbol del Badalona), la niña, 10 años, debe rondar los 60 kilos, y ella envuelta en pareo floreado Green Coast, calzada con gran tacón en cuña de esparto, abalorios Sant Adrià del Besós, con el niño de la mano, el niño con la Nintendo XL en la derecha y el SuperMarioLand puesto, "apaga la cónsola, Iker", "no me sale los huevos", llegan también un matrimonio de jubilados, muy bien restaurados, hay que decirlo, muy señores, ¿verdad?, luego la pareja jóven con sus gemelas con coletas, él lleva una libretilla y un bolígrafo en la mano y lo observa todo como un mochuelo, ella es tímida y no sabe bien dónde sentarse, ¿aquí? ¿allí? ¿al lado del café?, hasta que viene una camarera y los orienta, las gemelas quieren Cola-Cao y churros y así lo hacen saber, entran sioux, cheyennes, arapahoes, el madurito repeinado Mario Conde con la chavalita 20 años más jóven, discretos ellos, bonitas piernas la chavalita, labios cobra style rollo botox, el grupo de amigotes de aquí, de Madrid, con las ojeras y los ojos encebollados de hachís y, por supuesto, no menos de dos docenas de recién casados. Estos últimos, en lìneas generales, tanto ellos como ellas, lucen sonrisa Profident a todas horas y se llaman uno a otro "cari", "bichito", "caramelito", "cosita", incluso cosas peores como "vida" o "corazón". Esto es lo que tiene el follar, amigos; el follar con alegría. A mí de todos modos, con alegría o por compromiso, siempre me han ido más los nombres propios (con el riesgo que conlleva, claro, porque si usas un genérico es imposible que te equivoques). Sin embargo alguna hay (de estas parejas), eh, que entran serios, amigos, demasiado serios para estar recién casados. No lo veo claro. Él algo así como compungido, casi asustado, y ella muy peripuesta para mi gusto, demasiado tiesa diría yo para medir no mas de 1,55cm. Luego reparas que SIEMPRE es ella la que solicita la bebida. La que dice que se come. La que dice que el pán de sémola es mejor. Que helado no, que te coge en las amigdalas. Tráeme esto, traéme lo otro. La misma que cuando entra en el Comedor nuestra amiga fiesta tetas mojadas en seguida busca la mirada de su jóven esposo.

- Menudo putón. ¿Si o no, Ricardo? Pero a tí te da igual, eso, eh. Ya lo veo yo por cómo la estás mirando. ¿Eso es lo que te gustaría? ¿Una furcia como esa?
- No, cari, no, por Dios. Yo te quiero a tí.
- Las tiene operadas. ¿O es que no lo ves?

Pobrecillo, nen. Con su Power Balance roja en la muñeca.

Por cuanto a las viandas, todo está perfectamente presentado. TODO. Sección embutidos, sección quesos, sección patés, sección tostadora, sección zumos naturales, sección zumos de tetra-brik, sección cafetera, sección leche-soja-batidos, sección bollería y repostería, sección huevos fritos + bacon + judías con tomate + salchichas (que es mi favorita), panes variados, yogures, sección rubia en tanga y pareo transparente a las tres y cuarto...

- ¿Dónde Paco?
- Joder, pareces tonto, Joseluís. Coño, la que está detrás de la abuela que ayer olía el consomé. Donde los croissants.
- Hostie, si... madrededios.... Esa es vikinga, fijo.
- Joseluís, nen...
- ¿Qué pasa?.
- Ponte la camiseta por fuera de los Quicksilver, haz el favor.
- Hosti, perdona.

En fín, que si paras en un hotel como dios manda, como mínimo te encuentras con todo esto exquisitamente presentado y dispuesto. Como mínimo, digo. Fantástico. Todo perfecto, vale, entonces, ¿qué pasa...?


To be continued....