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martes, 25 de mayo de 2010

Corazón fatigado. Cap. 7. ECOGRAFÍA.

Siempre me han dado mucho respeto los médicos. Las enfermeras no tanto, pero los médicos, mal asunto. Así que solicité refuerzos y se vinieron con nosotros el Jose Luís y un tal Mateo.

El Mateo era un compañero de trabajo de la Mariajo, del Carreful, uno de la cuadrilla que tenía a su cargo en el almacén, y, que al igual que sus compañeros en realidad no se llamaba así. Se conoce que se presentó un buen día junto con dos o tres más a pedir trabajo, vale, negros como el tizón, que venían del Mozandique y que ya estaban hartos de los cinturones y los bolsos Guchi.Como tenían unos nombres bastante chungos los rebautizaron para que no hubiera problemas, así que con Mateo se quedó.
El José Luís pidió expresamente el día libre en el trabajo para venirse. Me tiene mucho aprecio. Tres veces tuve que decirle que guardara la china que ahí no se podía fumar. Y una cuarta abriendo la puerta de la consulta. Si no fuera por tanto aprecio no sé lo que haría con él, la verdad. La cuestión es que cuando me enteré de que la ecografía esa se la hacían a ella pues oye, como que ya me quedé más tranquilo, así que les dije que se esperaran abajo y que se portaran bien como personas adultas.

Para los que no estén al tanto del asunto que nos atañe, voy a explicar con dos trazos de rotring lo que es una ecografía. Una ecografía es una especie de radiografía que le hacen a las mujeres (nadie nace enseñado; por si alguno va de listo) cuando se empreñan, vale, y, entonces, les ponen un poco de vaselina, la cual, por cierto, decía la Mariajo que estaba muy fría, por encima de la barriga. Una vez empastifado todo le pasan por encima un cacharrito muy, muy parecido a los que usan en el Carreful para hacerte la cuenta, y, entonces, en una pantalla del ordenador, en lugar de salir lo que vale cada producto y el que está en oferta y el que no y el que tiene 3x1 y todo eso, resulta que se ve la criaturita (por decir algo). Un pasote, vamos. Tecnología punta. Pero yo no veía nada.

- Oiga, señorita, no veo nada.
- Espérese un momento, caballero, que le estamos midiendo la cabeza.
- ¿La cabeza? ¿Qué cabeza?. Yo no veo ninguna cabeza, señorita.
- Sí, mire, ¿ve usted este contorno? Fíjese, mire que bien se ve ahora.

Por un momento incluso me pareció ver que estaba a pegada a un cuerpecito, vale, pero luego, cuando la enfermera movió otra vez el cacharrito sobre la barriga de la Mariajo, la criaturita en la pantalla se partió en varios pedazos y ahí me acojoné un poquito bastante.

- Oiga, señorita, perdone usted mi ijnorancia y mi esculpicia pero yo juraría que el niño viene roto - le dije con un desasosiego importante en mi cuerpo.
- No se preocupe, caballero, que no pasa nada. El bebé se mueve y yo, al mover esto también de un lado a otro hace ese efecto en la pantalla.
- Lo que usted diga. Pero es que además, a mis cortas luces, yo diría que ese niño tiene la cabeza más gorda de lo normal.
- Tranquilo, señor, que todo está bien.
- Cómo voy a estarme tranquilo, señorita, se reirán de él en el Colegio.

La Mariajo miraba embobada la pantalla, emocionada. Le caían las lagrimillas. Es lo que tienen las mamás que no se puede explicar. Un angelito en sus entrañas, su niño Dios, y ellas, antaño vírgenes marías (porque claro, una vez que ya se desfloran, de vírgenes nada, eh) que ya sufren por ellos desde la camilla de una habitación fría y aséptica.

- Mariajo... - le dije por lo bajini -, para el médico por lo menos, hombre, haberte puesto aunque sea un tanguilla.

Cruzó las piernas cuando se dio cuenta de que se me iban los ojos para su Big Mac. La cogí de la mano en señal de que todo iba bien, de que no me estaba descentrando. Ella me correspondió con un besito.

- Bueno - dijo la enfermera -. ¿Vamos a ver si se puede ver el sexo del bebé?
- No hace falta - le contesté mientras me guardaba el pañuelo con el que me había secado unas lagrimillas furtivas-, va a ser macho.
- Anda - me miró sorprendida -, ¿y eso por qué?.
- Pues por nada. Porque lo digo yo, básicamente. ¿Por qué va a ser? Estas cosas se perciben entre hombres, mujer.

Total, que coge, le pega cuarenta vueltas a la criaturita, ponte así, ponte asá, estate quieta un momentito, a ver, a ver....

- Mire, mire - le digo- ¿ve usted?, si es que ha salido a su padre, clavao. Si ya se lo estaba diciendo, mujer de poca fe. Ay, alma de cántaro. Mire, eso son los cojones y eso, está claro lo que es, el pichurrón.
- Disculpe, usted, señor, pero se equivoca. Eso son los piececitos y eso otro largo que usted dice, es la columna vertebral.
- Hostia, perdone. Es la emoción contenida, usted mentiende.
- Su mujer está de cuatro meses -me dijo-. Y puede darse el caso de que se vea el sexo o de que no. Vamos a intentarlo.
- Eso, eso. Que se me escapan ya los peos de los nervios.

Mi cari no apartaba los ojos del monitor. Yo no me enteraba un carajo de lo que estaba viendo. Entonces la enfermera dijo que ahí estaba el sexo de la criatura. Que se veía perfectamente. La Mariajo se puso a llorar como una magdalena. Se sonrieron cómplices. ¿Eso? ¿Y dónde está el pollón como su padre? ¿Y los cataplines?

- Disculpe, usted, señorita, pero..., ¿dónde está el pene?
- Caballero, el bebé es una niña.
- ¿Cómo dice? ¿PERO QUÉ ME ESTÁ CONTANDO?
- Sí, una niña. Ve usted esto es la vulva y esto es... ¿no está contento?.

Yo me quedé un poco así de aquella manera, vale. Como cuando estás bailando unas rumbitas guapas de Peret o del Gato Pérez y de golpe te ponen a Camela. Sin reaccionar. Pero fue un chok cuyo efecto se disipó enseguida.

- Hombre, pues claro, madre. No voy a estarlo. Pasa que yo ya me había hecho a la idea de enseñarle al niño unas lecciones con magisterio que se dice, usted mentiende lo que le digo, pues de por ejemplo pase-control con el pecho y dribling, también unas katas y movimientos especiales de Kung-fu, y a enseñarle a usar los nunchako como el maestro, que en paz descanse, eh, a mear de pie sin salpicar y bueno, esas cosas de hombres. Yo es que ya me había hecho a la idea, pero que estoy muy contento de tener un chuminet del Barça. Anda que no.

Entonces todos nos pusimos a reir de felicidad y la enfermera me preguntó que porqué tenía que ser la niña del Barça y yo le dije que porque me salía a mí de los cojones y que si no se tendría que ir a vivir a otro sitio y ahí se quedó un poco pillada, sabes. JAJAJAJAJAJA!!!! Si es que no se enteran de nada estas muchachas. Muchos estudios pero luego no se coscan de nada, nen. Y mira que tenía un pollazo la chavala, eh. Se la veía limpica.

- Muchas gracias por todo, señorita, Dios la bendiga. ¿Se le debe algo?
- ¿Disculpe?
- Que si se le debe algo por la consulta, digo.
- Ah, no, no. Esto es la Seguridad Social, caballero.
- Estupendo.

Nos fuimos para abajo, abrazados los dos. Los chicos se alegraron mucho por la noticia. El Mateo tenía una dentadura que parecía un piano, el tío. Y el Jose Luís, estaba tan contento, que dijo que se iba a currar un "cuatro papeles" para celebrarlo. Cuando llegamos al barrio solo quedaba la colilla. Nos juntamos con el Paco el del Kiosko, y el Pedrito el del gimnasio. Pedimos unos pollos a l'ast con tres kilos de all i oli (nos gusta mucho) y nos los comimos en casa. Nos los comimos con la risera cuando les conté que el niño venía roto, luego unos cafelitos y los eché a la puta calle. Me habían entrado unas ganas de follar muy grandes. Cosa de los nervios. Bueno, y también que con la preñamenta pues se podía hacer con libertad. Eso sí, con cuidadito no sea que se lastime la criatura. Yo siempre con mucho cuidadito.

TO BE CONTINUED.

Corazón fatigado. Cap. 6. ROSA O AZUL. (II)

Salí muy despacito con los brazos en alto. Me sudaban los dientes. Una docena de Prosegur, todos en posición académica preventiva de defensa, me esperaban apuntándome con el Fungusol en la mano. Solo había una Prosegur Woman. La distinguí entre el resto de las fuerzas del orden por las dos coletas que llevaba a los lados de la cabeza debajo de la gorra. Si ese día le da por hacerse un moño hubiera contado 12 tíos. Así pues, esa era la que nos había dicho que saliéramos del váter. Era Luci. Una Prosegur Woman capaz de pelarle las patillas al cero a Curro Jiménez de un soplamocos. "A ver, Curro, ¿dónde está la mosca, aquí o aquí?". ZAS!!! Patillas fuera. Poca broma con Luci, nen.

- Tranquilos, muchachos, tranquilos. Estoy desarmao. Soy inocente. Lo juro por la Niña Pastori.
- ¿QUÉ ESTABAS HACIENDO AHÍ DENTRO, CHAVAL? - me dijo muy seca. Como si no me conociera de nada.
- Nada malo. De verdad. Haciendo una prueba con mi novia.
- ¿Una prueba?. Follando, eso es lo que estábais haciendo. En un lavabo público, sinvergüenza. Probando a ver si le cabía por la puerta de atrás, seguro.
- Mire usted, Srta. Luci, que se equivoca. Y que no soy violento, pero que como vuelva a vacilarme y a faltarle el respeto a mi cari le meto una patá en el coño que le hago medio hombre sin pasar por quirófano, so chuachenague de mierda.

Para qué dije nada, sabes. Madremíademivida. Se me echaban encima con los Fungusol, nen, y a meterme más palos que al pobre de Rodnie King, pero justo cuando podía oler sus alientos a carajillo y copas alcohólicas a deshoras salió la Mariajo del váter con las manos en alto también, muy despacito. Ahí ya se frenaron todos en seco.

- QUIETOS. QUIETOS PARAOS TODO EL MUNDO - dijo uno que parecía más jefecillo-, mecagonlahostia, ¿QUÉ ES ESO?.
- Esto es que..., que estábamos mi novio y yo haciendo lo de...

Pero no la dejó acabar la frase. Se había puesto mazo nervioso.

- Dios mío... CUIDAO TODO EL MUNDO, ECHARSUS PARA ATRÁS, PUEDE SER UN DETONADOR. ¿Qué es eso que lleva en la mano, señora? Responda ahora mismo. ¿Qué cojones es eso?.

Yo miré de refilón a la Mariajo. Estaba muy nerviosa. Le dijo que era un Predator. El Jefecillo la miró con cara de no entender. Una cosa así como si la cajera del DIA, cuando te da la cuenta, te dice "que sepas que se conoce que una de las teorías más extendidas respecto de los agujeros negros es que todas las galaxias espirales y elípticas tienen un agujero negro supermasivo en su zona central, y este, a su vez, generaría una fuerza de gravedad suficiente como para mantener la unidad". Pues eso. Una cara de "voy a probar con la tapa de un Cola-Cao a ver si me sale una O en condiciones".

- ¿Un qué?
- Un Predator, señor.

Me la hubiera comido allí mismo. La gracia con que lo repitió. Asustaíca. Y lo guapa que estaba en ese momento con su raya en los ojos hasta las orejas y sus aros en las orejitas y su cola de caballo en la espalda. Hay que ver lo que es el amor. Si en ese momento me dicen que me coma 7 kilos de higos chumbos sin pelar, me los como. Por ella. No las mariconadas esas que canta Alejandro Sanz.

- ¿Puedo bajar las manos ya, Jefe? - le dije.
- MECAGONLAPUTA. DE RODILLAS LOS DOS AHORA MISMO. VENGA, COÑO. Y DEJA ESO EN EL SUELO MUY DESPACITO. MUY-DESPACITO, QUE SE ME VA EL DEDO, CHAVALA.
- Oiga, un poquito de respeto con mi cari, que le está diciendo que es un Predator para mirar la preñamenta, usted mentiende.
- DE RODILLAS HE DICHO, COJONES. DÉJALO EN EL SUELO, VAMOS. LOS DOS DE RODILLAS, HOSTIA YA. Y ACERCARME MU LENTAMENTE EL CACHARRO ESE. SIN SORPRESAS QUE TE FUNDO, NENA.

La estaba apuntando con el Fungusol. Los demás no nos quitaban ojo. Ahora podía entender mejor a Stallone cuando los paletos aquellos le querían hacer la vaca cuando volvió de Vietnam. Total, que nos arrodillamos y la Mariajo dejo el Predator en suelo y lo tiró hacia donde estaba la Prosegur Woman.

- Luci, comprueba el artefacto a ver si es seguro. Con cuidaito, eh. Siguiendo el protocolo de seguridad, Luci. Tranquilica, no sea un explosivo de esos nuevos en lugar del detonador. VOSOTROS, ECHAOS TODOS MÁS PARA ATRÁS, JODER. MIGUELÍN, ATRANCA LA PUERTA QUE NO ENTRE NADIE.
- Jefe, que hay una señora fuera que está poniendo el pie en la puerta y no me deja cerrarla, que dice que se está meando.
- CIERRA, COÑO, QUE SE VA EL EROSKI A TOMAR POR CULO CON NOSOTROS DENTRO. Y LLAMA A LOS JEOS CAGANDO HOSTIAS. CÓDIGO ROJO TIRANDO A OSCURO, COJONES.

Se les veía bastante acojonados, la verdad, todos arrejuntados contra la entrada del lavabo, con sus trajes marrones y sus gorras, mirando a la Luci que se estaba agachando lentamente y estiraba el brazo, con los sudores en la frente, para alcanzar el Predator. Uno hablaba por el walkie.

- Aquí Charlie, Manolín, aquí Charlie, Manolín, ¿me recibes?.Sí, presuntos terroristas. Sí. Lo que yo te diga. Te lo juro, pavo, un pasote. ¿Cómo?. Ah, sí, aquí metidos echando un kiki dentro de un lavabo. ¿Cómo?. Ah, vale, guay, unas birritas, sí, luego. Sí. A las nueve acabo. Vale, vale. Que siiiiii..., luego hablamos. Ay, qué golosón eres, canalla.
- CARLITOS, ¿TE QUIERES CALLAR DE UNA PUTA VEZ O ES QUE ERES GILIPOLLAS?.

Yo tenía, de los nervios, una descomposición en el cuerpo que para qué te cuento. Unos sudores muy grandes. La ropa pegada a la piel. Mi cari me miraba de reojo. Me suplicaba con la mirada.

- Jefe, es un Predictor de toda la vida. De los de las Farmacias. Un genérico en este caso. No hay problema, están diciendo la verdad.

Abracé a la Mariajo y, echando el pendiente julajop a un lado, le dije a la oreja que "todo va a salir bien, cari, todo va a salir bien". Ella me abrazó a su vez. Me giré y le dije a la Luci que por favor, que me dijera el colorín que había salido. Se juntaron todos los Prosegur a su vera, mirando el Predator. La Luci le dio unas pocas vueltas hasta lo que mantuvo fijo en una posición durante unos segundos. Luego me miró, y me dijo con una sonrisilla:

- Maestro, felicidades. Ha salido rosa. Va usted a ser papá.

Los Prosegur se pusieron a aplaudir. El tal Carlitos volvió a conectar el walkie para darle la buena nueva a Manolín. Mariajo y yo nos miramos, con lágrimas en los ojos y nos comimos los hocicos. La Luci, hay que ver lo que son las cosas, con esas coletas y esas trazas de profesora de gimnasia de Porky's se puso a llorar también. Todos me dieron la enhorabuena. Nos hicieron un pasillo y salimos para fuera. Menudo pollo tenían montado los JEOS. Toda la gente agolpada detrás de las cintas de seguridad, expectantes.

- Déjeme el altavoz un momento, por favor - le dije al JEO que tenía más cerca -. Señoras y señores aquí reunidos, JEOS, Guardia Urbana, Mossos d'Esquadra, compradores, niños, curiosos, marujas de todo a cién, cajeras del Eroski y muchachas en patines, que lo sepan todos ustedes: VOY A SER PADRE!!!!!. Y ahora, todos al Mac Donald's. Invito yo.

TO BE CONTINUED.

Corazón fatigado. Cap. 5. ROSA O AZUL.

Me entraron cuatro retortijones traperos que me hicieron doblarme sobre mí mismo pero pude sobreponerme por unos instantes. Así que logré hacer la cola de la farmacia del Eroski y compré finalmente, después de solicitar en voz alta que "por favor, a ver un poquito más de nervio esos farmacéuticos que es para hoy, gracias", un Predator, uno genérico que era más barato. La cogí de la mano y me la llevé a los lavabos a hacernos la prueba. No podía esperar a llegar a casa. Nos metimos en el de las mujeres y le dije que "un momentito, cari, por favor, porque se me ha descompuesto el cuerpo vivo". "Oiga, caballero, que usted no puede estar aquí!!. Que esto es el lavabo de mujeres!!", me dijo una voz de esas que se quedan con la copla de todo lo que se comenta en el autobús sin perder detalle."Es una emergencia, señora, lo siento". "Será sinvergüenza!!! Así va España con esta juventud descarada!!!". Salí 3 minutos y 34 segundos después con el ojete escocido, abrochándome el cinturón, y nos metimos en el último lavabo de la fila de la derecha. La señora había desaparecido. Echamos el pestillo y la Mariajo se bajo la falda.

- Pero cosita mía, ¿otra vez sin bragas?.
- Es que me dan calor.

Se agacha con el pelusillo al aire. Ese día no iba mohicano. Se estilaba últimamente el rollo afrofunky de los 70, tu mentiendes. De un modo un otro, dos cosas te digo:

1.- Se pueden comer sopas de ajo porque mi cari es limpia hasta decir basta.
2.- Se peine como se peine, raya en medio, estilo Boney M o pelón como Kojak, me pongo tierno en 0,12 milésimas. Me tiene robao el corazón.

Se agacha.

- No tengo ganas, Chumi.
- Hay que hacer un esfuercito, cosita. Espérate que abro un grifo.

Cuando entré de nuevo, y pasados unos segundos de tensa espera, se le aflojó la vejiga a la Mariajo, pero el chorrillo, bien de los nervios, bien de la inexperiencia, no acertaba en el blanco. Volví a echar el pestillo y me coloqué a su lado.

- Más a la izquierda, Mariajo. Bien. Así. Espera, espera..., ahora. Un poquito a la derecha. Un poquito. Más. Cuidao con la rasante. Vale. Bien, bien. Muy bien. Ahora curva cerrada. Eso es, bien, ahora a ras. Perfecto.

Tenía la boca como si me hubiera comido cuatro kilos de anchoas de l'Escala sin pan ni ná, a palo seco, y de postre cuatro polvorones de hace 7 años, de esos que nunca se tiran y se ponen con el café para los invitados. Por si cuelan, ya sabes lo que te digo.

POM-POM-POM!!!!!

Aporrearon violentamente la puerta. Mi cari resbaló un poco hacia atrás y con el vaivén me meó una pernera entera.

- Joder, qué susto!!!. Se me ha cortado el chorro. ¿Quién es? - dijo la Mariajo.
- ¿QUÉ ESTÁN HACIENDO AHÍ DENTRO?. - era una voz enérgica de mujer.
- Estoy cagando - le contestó mi cari haciendo gala de unos reflejos mentales que lo flipas.
- ¿Y para cagar tienen que estar los dos ahí metíos?.
- Pues sí, porque no hay papel y mi novio tiene los kleenex. ¿Qué pasa?.
- SALGAN AHORA MISMO!!.

Alguien había llamado a las fuerzas de seguridad y el orden. Fijo. No había otra.

- No puedo, estoy apretando.
- PUES QUE SALGA EL OTRO.
- Ay, cari - me dijo agachada con el peluso al aire y el Predator en una mano - ¿es que no vamos a poder tener nuestra intimidad? ¿Qué hacemos?

Se escuchó un poco de follón fuera. La agente del orden diciendo a las mujeres que desalojaran los lavabos. "Salgan, por favor, salgan deprisa". Y a las que querían entrar pues que "no, ahora no se puede, señora, espere un momentito". Todo acompañado de contínuas comunicaciones walkie-talkie. "Aquí Luci. "Gorrión del Espacio", ¿me recibes, "Gorrión"?. Aquí Luci. Tengo a dos sospechosos encerrados en un lavabo de mujeres. El que hay al lado del McDonald's, sí. Solicito refuerzos." Todo muy rollo Hombres de Harrelson, vale. Yo estaba alucinando en Technicolor y Panavision.

Más voces de agentes del orden del Eroski (de esos que visten de marrón y tienen el escudo amarillo) irrumpieron en los lavabos de mujeres. También reconocí la voz que hace poco me había llamado sinvergüenza. "Señora, le he dicho que espere fuera, por favor". "Es que me estoy meando". "Pues váyase usted a los lavabos que hay junto al Zara". "Es que están muy lejos". "Pues váyase a tomar por culo ya de una puta vez, señora, haga el favor". Los había avisado ella y ahora quería ver el espectáculo en primera línea; muy propio. Estábamos acorralados.

- Vamos a ver qué está pasando aquí. ¿Cual es el problema, Luci?. ¿Qué pasa, que se están endrogando ahí dentro o qué?.

Miré por debajo de la puerta y vi por lo menos diez o doce pares de zapatos de esos bastos con puncherón que usan estos agentes.

- Cari, tenemos que salir y decir la verdad - le dije a la Mariajo, que continuaba con la falda bajada y el Predator en la mano.
- Chumi, estoy muy nerviosa.
- SALGAN PARA FUERA AHORA MISMITO - dijo un tío con un vozarrón de esos vacilones como en las películas, sabes.
- Tú tranquila, chocho. ¿Ha salido rosa o azul? Dímelo, por tu viejo el legionario, dímelo que me da algo.

Pero ella estaba muy nerviosa y solo tenía ojos para mí. Estaba asustadica viendo la que se estaba montando, igual que los conejillos en medio de la Nacional cuando los pillas con las largas del coche. No esperaba que se liara tanto la cosa. Me cago en los muertos reconsagraos montaos a caballo de la maruja esa de mierda. Como la pille se entera. A saber qué les ha dicho.

- Bueno, cari, no pasa ná. No te preocupes, luego me lo dices - le dije acariciándole el cabello y ayudándola a subirse la falda. Luego me dirigí a los de fuera.
- VOY A SALIR!!. NO DISPAREIS. SOY INOCENTE Y MI CARI MÁS TODAVÍA. VOY A SALIR YO PRIMERO. NO DISPAREIS, CABRONES.

Eché una ojeada más al cacharrito de los orines. Pero Mariajo lo tenía apretado del revés y no se veía el resultado. El tiempo establecido para ello había pasado de sobras. Bastaba un minuto para que saliera el colorín, lo ponía en el proscrito de la caja.

- YA SALGO. YA SALGO. SOMOS INOCENTES. POR FAVOR, GUARDEN SUS ARMAS AUTOMÁTICAS, QUE LAS CARGA EL DIABLO. NO HAGAN TONTERÍAS - grité hacia fuera-. Mariajo, salgo yo primer y enseguidita tú detrás mío, eh.

El ruido del cerrojo al descorrerse inundó la quietud que en ese momento reinaba en el lavabo de mujeres del Eroski. Tras ello, silencio sepulcral inmediato. La puerta de conglomerado verde que se abre lenta, muy lentamente chirriando en los goznes por falta de mantenimiento. Levanté los brazos en alto y, despacito, salí de lado.

TO BE CONTINUED.