Blogoteca 20 Minutos

martes, 25 de mayo de 2010

Corazón fatigado. Cap. 5. ROSA O AZUL.

Me entraron cuatro retortijones traperos que me hicieron doblarme sobre mí mismo pero pude sobreponerme por unos instantes. Así que logré hacer la cola de la farmacia del Eroski y compré finalmente, después de solicitar en voz alta que "por favor, a ver un poquito más de nervio esos farmacéuticos que es para hoy, gracias", un Predator, uno genérico que era más barato. La cogí de la mano y me la llevé a los lavabos a hacernos la prueba. No podía esperar a llegar a casa. Nos metimos en el de las mujeres y le dije que "un momentito, cari, por favor, porque se me ha descompuesto el cuerpo vivo". "Oiga, caballero, que usted no puede estar aquí!!. Que esto es el lavabo de mujeres!!", me dijo una voz de esas que se quedan con la copla de todo lo que se comenta en el autobús sin perder detalle."Es una emergencia, señora, lo siento". "Será sinvergüenza!!! Así va España con esta juventud descarada!!!". Salí 3 minutos y 34 segundos después con el ojete escocido, abrochándome el cinturón, y nos metimos en el último lavabo de la fila de la derecha. La señora había desaparecido. Echamos el pestillo y la Mariajo se bajo la falda.

- Pero cosita mía, ¿otra vez sin bragas?.
- Es que me dan calor.

Se agacha con el pelusillo al aire. Ese día no iba mohicano. Se estilaba últimamente el rollo afrofunky de los 70, tu mentiendes. De un modo un otro, dos cosas te digo:

1.- Se pueden comer sopas de ajo porque mi cari es limpia hasta decir basta.
2.- Se peine como se peine, raya en medio, estilo Boney M o pelón como Kojak, me pongo tierno en 0,12 milésimas. Me tiene robao el corazón.

Se agacha.

- No tengo ganas, Chumi.
- Hay que hacer un esfuercito, cosita. Espérate que abro un grifo.

Cuando entré de nuevo, y pasados unos segundos de tensa espera, se le aflojó la vejiga a la Mariajo, pero el chorrillo, bien de los nervios, bien de la inexperiencia, no acertaba en el blanco. Volví a echar el pestillo y me coloqué a su lado.

- Más a la izquierda, Mariajo. Bien. Así. Espera, espera..., ahora. Un poquito a la derecha. Un poquito. Más. Cuidao con la rasante. Vale. Bien, bien. Muy bien. Ahora curva cerrada. Eso es, bien, ahora a ras. Perfecto.

Tenía la boca como si me hubiera comido cuatro kilos de anchoas de l'Escala sin pan ni ná, a palo seco, y de postre cuatro polvorones de hace 7 años, de esos que nunca se tiran y se ponen con el café para los invitados. Por si cuelan, ya sabes lo que te digo.

POM-POM-POM!!!!!

Aporrearon violentamente la puerta. Mi cari resbaló un poco hacia atrás y con el vaivén me meó una pernera entera.

- Joder, qué susto!!!. Se me ha cortado el chorro. ¿Quién es? - dijo la Mariajo.
- ¿QUÉ ESTÁN HACIENDO AHÍ DENTRO?. - era una voz enérgica de mujer.
- Estoy cagando - le contestó mi cari haciendo gala de unos reflejos mentales que lo flipas.
- ¿Y para cagar tienen que estar los dos ahí metíos?.
- Pues sí, porque no hay papel y mi novio tiene los kleenex. ¿Qué pasa?.
- SALGAN AHORA MISMO!!.

Alguien había llamado a las fuerzas de seguridad y el orden. Fijo. No había otra.

- No puedo, estoy apretando.
- PUES QUE SALGA EL OTRO.
- Ay, cari - me dijo agachada con el peluso al aire y el Predator en una mano - ¿es que no vamos a poder tener nuestra intimidad? ¿Qué hacemos?

Se escuchó un poco de follón fuera. La agente del orden diciendo a las mujeres que desalojaran los lavabos. "Salgan, por favor, salgan deprisa". Y a las que querían entrar pues que "no, ahora no se puede, señora, espere un momentito". Todo acompañado de contínuas comunicaciones walkie-talkie. "Aquí Luci. "Gorrión del Espacio", ¿me recibes, "Gorrión"?. Aquí Luci. Tengo a dos sospechosos encerrados en un lavabo de mujeres. El que hay al lado del McDonald's, sí. Solicito refuerzos." Todo muy rollo Hombres de Harrelson, vale. Yo estaba alucinando en Technicolor y Panavision.

Más voces de agentes del orden del Eroski (de esos que visten de marrón y tienen el escudo amarillo) irrumpieron en los lavabos de mujeres. También reconocí la voz que hace poco me había llamado sinvergüenza. "Señora, le he dicho que espere fuera, por favor". "Es que me estoy meando". "Pues váyase usted a los lavabos que hay junto al Zara". "Es que están muy lejos". "Pues váyase a tomar por culo ya de una puta vez, señora, haga el favor". Los había avisado ella y ahora quería ver el espectáculo en primera línea; muy propio. Estábamos acorralados.

- Vamos a ver qué está pasando aquí. ¿Cual es el problema, Luci?. ¿Qué pasa, que se están endrogando ahí dentro o qué?.

Miré por debajo de la puerta y vi por lo menos diez o doce pares de zapatos de esos bastos con puncherón que usan estos agentes.

- Cari, tenemos que salir y decir la verdad - le dije a la Mariajo, que continuaba con la falda bajada y el Predator en la mano.
- Chumi, estoy muy nerviosa.
- SALGAN PARA FUERA AHORA MISMITO - dijo un tío con un vozarrón de esos vacilones como en las películas, sabes.
- Tú tranquila, chocho. ¿Ha salido rosa o azul? Dímelo, por tu viejo el legionario, dímelo que me da algo.

Pero ella estaba muy nerviosa y solo tenía ojos para mí. Estaba asustadica viendo la que se estaba montando, igual que los conejillos en medio de la Nacional cuando los pillas con las largas del coche. No esperaba que se liara tanto la cosa. Me cago en los muertos reconsagraos montaos a caballo de la maruja esa de mierda. Como la pille se entera. A saber qué les ha dicho.

- Bueno, cari, no pasa ná. No te preocupes, luego me lo dices - le dije acariciándole el cabello y ayudándola a subirse la falda. Luego me dirigí a los de fuera.
- VOY A SALIR!!. NO DISPAREIS. SOY INOCENTE Y MI CARI MÁS TODAVÍA. VOY A SALIR YO PRIMERO. NO DISPAREIS, CABRONES.

Eché una ojeada más al cacharrito de los orines. Pero Mariajo lo tenía apretado del revés y no se veía el resultado. El tiempo establecido para ello había pasado de sobras. Bastaba un minuto para que saliera el colorín, lo ponía en el proscrito de la caja.

- YA SALGO. YA SALGO. SOMOS INOCENTES. POR FAVOR, GUARDEN SUS ARMAS AUTOMÁTICAS, QUE LAS CARGA EL DIABLO. NO HAGAN TONTERÍAS - grité hacia fuera-. Mariajo, salgo yo primer y enseguidita tú detrás mío, eh.

El ruido del cerrojo al descorrerse inundó la quietud que en ese momento reinaba en el lavabo de mujeres del Eroski. Tras ello, silencio sepulcral inmediato. La puerta de conglomerado verde que se abre lenta, muy lentamente chirriando en los goznes por falta de mantenimiento. Levanté los brazos en alto y, despacito, salí de lado.

TO BE CONTINUED.

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