Blogoteca 20 Minutos

miércoles, 6 de junio de 2012

Bailando. (1ª Parte)



A mí de siempre me ha gustado mucho la música y siempre me he considerado un melónmano para estas cosas, entiéndeme lo que te digo. Yo recuerdo que empecé pinchando en los radiocassettes de los amigos, vale, y que ya de por entonces se me daba bien. Concretamente con un Philips. Luego amplié el equipo a dos radiocassettes con un Blaupunk. El primero (el Philips) era del padre del José Luís y le faltaba la tapa de la platina y media antena. Como veía que yo tenía ya esa devoción, pues el chaval, que tiene un corazón que le cabe de sobras en el pecho, me lo dejaba. José Luís, dónde has puesto la arradio!!!! , se escuchaba a su padre por el patio de luces.Y el segundo me lo trajeron los Reyes Magos a casa del Tirilla. Prefiero no dar muchas explicaciones al respecto. Yo solo sé que esos Reyes Magos cayeron un 12 de Agosto. Justo al volver de la Barceloneta.

- Paco, mira lo que te han traído los Reyes!!! Para que puedas pinchar como dios manda.
- Tirilla, estamos a 12 de Agosto. No entiendo muy bien eso de los "Reyes".
- Bueno, es que este año con la crisis solo venían en un camello, Paco. - se reía el muy maricón. Eran los años 80 y todos queríamos matricularnos en la Escuela de Calor.

Así que, a dos manos, y con un boli BIC en la boca, como los de Azul y Negro (entiéndeme lo que te digo), yo iba poniendo ahí los grandes hits de la época y los colegas se lo pasaban pipa. Dame veneno que quiero morir, la blanca paloma, esta es la historia de Juan Castillo, las Baccara, el Bobbi O, Los Pistones, Obus, Barón Rojo, la Fotonovela aquella, los Cadillac, el Rufino de la Luz Casal, el maneja mi barca, Duncan Dhul, el voy camino Soria, los Pegamoides, la de con los dedos de una mano, luego más tarde la de Tú eres el Vaquilla, el calvo aquel que tenía voz de pito, los dair estraits... madre mía de mi vida, siempre lo mejor de lo mejor. Y qué locura con el bolígrafo, a dos manos, rebobinando las cintas de casette hasta el punto justo como si fueran carracas. Ya por entonces me decían que era DISYOKEI. Que disyokei, para el que no lo sepa, vale, es lo que quieren decir las letras DJ.

Había que tener una gracia especial para subir y bajar el volúmen y yo la tenía.

- Paco, tienes que ponerte un nombre.
- Un nombre de qué.
- Un nombre de disyokei.
- ¿Y no puede ser Paco?

Así que pronto me llamaron para amenizar bodas, bautizos y comuniones. Dj Chumoski. Y para allá que me iba con mis dos radiocassettes bajo el brazo y una bolsa del HIPERCOR llena de cintas de cassette colgando el hombro. Las más baratas, en las gasolineras. No tenía cintas yo de cassetes, sabes. Madremía. De las mejores. Y allí que llegaba siempre de punta en blanco, tú mentiendes lo que te digo. Siempre alicatado de arriba a abajo. Más guapo que el novio y el padrino juntos. Los malentendidos con las novias estaban a la órden del día. Coño!! ¿Qué culpa tenía yo que fueran tan guarrillas?

- Oiga, ¿usted es el pinchadiscos?
- ¿El qué?
- El disyokei. El Chumoski ese.
- Sí, señor.
- ¿Y los discos dónde están?
- ¿Qué discos?

TO BE CONTINUED.

No hay comentarios: