Blogoteca 20 Minutos

viernes, 5 de febrero de 2010

Baltasar 2010

5 de Enero de 2.010. 09:45h. El Desayuno.

Bocadillo de caballa con su pimiento, su cebolla y sus olivas rellenas de anchoas, todo ello regado con una litrona Alcázar 5 estrellas. De acompañamiento unas berenjenas en vinagreta preparadas por mi madre; fuertecillas, como a mí me gustan. Tengo fiesta en el curro y encima hago de Rey Baltasar en la cabalgata del barrio. De puta madre.

11:45h. Primera indisposición.

Ha sido una pequeña molestia en el bajo vientre. Un rayito. Puede ser por el agua con la que hayan hecho la cerveza, pueden ser las berenjenas, puede ser la caballa, el aceite de la lata de caballa (que no es de mi marca habitual, todo hay que decirlo), las olivas rellenas de anchoa transgénica, a saber. Pero bueno, que no pasa nada, que mucho mejor ir a la cabalgata con las tripas limpias. Así luego no hay falsas alarmas.

13:30h. Retortijón trapero.

Estaba viendo en la tele Mujeres, Hombres y Viceversa, que lo tenía grabado del otro día, vale, sentadico en el sofá, y casi no me da tiempo de llegar al váter. He pensado de primeras que con un alivio de aires igual ya sería suficiente, pero al relajar el esfínter he visto que la mandanga venía en tropel y sin educación, que era algo más que la típica manchega que relaja para que se me entienda, así que he tenido que correr para no joder en primer lugar unos Diesel carísimos y, en segundo, el tapizado del sofá.
Me escuece un poco el asterisco. Estoy un poco incómodo.

15:15h. Joder, joder, joder....

Solo sale líquido. Eso sí, a presión. Como cuando pones el dedo en el chorro de una manguera para quitar las costrillas de paloma en el capó del coche. Soy un sifón de mierda humano. Y me arde. QUEMA. Es un puto volcán. Podría fundir con el ojete el mejor acero y forjar una docena de espadas para Conan El Bárbaro y herraduras para cuarenta caballos. Es el mechero de un Vectra tuneado. ES EL OJETE DE IRON MAN, JODER.

16:35h. The Texas Chainsaw Massacre.

Uuuuuuuuuffff..... (ayúdame, Vírgen del Carmen..., dame fuerzas en estos momentos...)
Me limpio de nuevo. Esta vez en lugar de hacerlo con papel higiénico lo hago ya directamente con una esponja ligeramente humedecida en agua y una gota de Fairy. El motivo: el papel mancha y rasca, la esponja absorbe. El Fairy, porque me gusta cómo huele. Suena el móvil. Se corta. Me quedo sin batería. Me visto y bajo al Julián. "Oye, Julián, ¿tienes crema para el ojete?." "No, esto es una Droguería, hijo; ve a la Farmacia." "No tengo tiempo, Julián, dame aunque sea una crema de manos." Subo a mi casa otra vez, guardo el traje de Baltasar en una bolsa de plástico del Mercadona y me unto bien untado el culo con crema de manos Nivea (la marca esa de las pelotas de playa). Me noto enpastifado, sí, pero me alivia. Cojo la bolsa, el betún negro, las llaves y, antes de salir, cojo también un manojo de plátanos de la cocina porque acabo de recordar que dicen que estriñen.

17:20h. Por el camino.

Me estoy comiendo mi cuarto plátano. Entran bien porque estoy en ayunas desde el desayuno de esta mañana. Cruzo el parque y miro a mi izquierda. Un grupo de niños de edades diversas está en semicírculo. Parecen pendientes de algo. Los Niños del Coro?. Espero unos instantes a ver si se arrancan con el Vois Sur Ton Chemin o un Adeste Fideles de andar por casa, pero no, lo único que se arrancan es un porro de las manos unos a otros. Un enorme porro de varios papeles que tiene ahora en su poder uno que no llega a los nueve años y que me mira desafiante tras pegarle una profunda calada.
- Qué miras, tolai.
No huele a hachís. Sino a caballo.
- Chaval, eres muy jóven para meterte basuco, ¿no?. ¿Lo saben tus viejos?.
- Que te follen, payaso.
Ah, bendita inocencia.
- ¿Quieres un plátano, chaval? -le contesto-. Están de puta madre.
- Vete a tomar por culo.
Me da otro retortijón y reanudo mi camino con apremio y levemente encorvado.

17:30. Por el camino. II.

- Oiga, Jefe, ¿puedo usar el lavabo o qué?.
- ¿Va a consumir?
- Hostia, Jefe, por favor se lo pido, que me rilo encima, por favor, por favor, por favor, que soy el Rey Baltasar de la cabalgata que empieza dentro de media hora en el Parque de las Palmeras.
- El Rey Pollas. Seguro que lo que quieres es pincharte, hijoputa - me dice echando mano debajo de la barra.
- Hostia que no, joder, que va en serio, que mire que es verdad que llevo el traje en la bolsa de plástico.
Mira la bolsa. Me mira a mí.
- Pero si el Baltasar es negro, joder.
- Mire, aquí tengo el betún. ¿Ve usted?
- Toma la llave, anda. Pero que sepas que no hay papel.
- Es igual, le cojo un servilletero, con su permiso. Dios se lo pague.

20:00h. La Cabalgata.

Breve resumen: le he hecho una brecha en la cabeza a una abuela que acompañaba a su nieta. Contusiones, también craneales, a seis señoras. Se han requerido puntos para todas ellas (para la abuela grapas y Loctite). Heridas en los ojos a 8 niños. Cinco pares de gafas rotas. También un buen puñado de dientes; algunos de leche, otros no, esto va como va. 5 personas con contusiones nasales. Luego también varias lunas de coches aparcados rotas, un semáforo (el color verde para ser exactos), un escaparate (el de una tienda de seguros) y algunos daños más que no me han querido precisar.

Total, QUE AL FINAL ME HAN QUITADO LA BOLSA DE LOS CARAMELOS DE LAS MANOS. Me la han quitado los hijos de puta estos. Eso sí, para ello han tenido que venir tres gorilones y el hijo de la Josefa, la de los frutos secos, que además de ser borderline con sus papeles en regla y su pensión también es segurata de una discoteca poligonera. Así que la cabalgata se ha acabado cuando mejor me lo estaba pasando.
- Amigo..., ¿Ha fumado usted cosas raras? - me dice uno de la organización con andares de importancia.
- No que yo sepa.
- ¿Y quién coño le ha enseñado a tirar así los caramelos?
- Los ninjas.

15 minutos después, tras algunas indecisiones por parte de los responsables (que me miraban de reojo todo el rato), alguna amenaza por parte de los gorilones y un guiño pistolero (gesto con el dedo también) del hijo de la Josefa mientras comía de una bolsa transparante unos cacahuetes con cáscara, y a falta de encontrar tan rápido un sustituto, me han dejado sentarme en mi trono (al lado de Gaspar) para recoger unas pocas cartas y hablar con los niños.

20:15h. Atención al cliente.


Y ahí estaba, encima de un tablao, con un frío que hacía que lo flipas, al lado de Gaspar, con mi manto, mi corona, mi betún negro, mi paje... y una alegría en mi cuerpo de pim, pam, pim, pam, pim, pam, que me vengo que me voy que me lo quitan de las manos, que yo no sé a cuento de qué. Y las tripas a su bola. Hedían a sótano de tortura medieval las hijas de puta cada vez que se me escapaba un gas.

- PAJE!!!
Se gira. Es un chaval con granos y cara de estar comiéndose un marrón del quince con el puto traje de paje real.
- PAJE!!! Ven aquí un momento haz el favor.
- Qué pasa.
- Vesme en un segundo a por tabaco, anda, cúrratelo.
- Cómo?
- Que me vayas a por tabaco, joder, que pareces corki. Si es un momento, hombre. Tú no te preocupes por los niños que ya me encargo. Toma, 3 euros con 15. Anda ves, va.

A un niño de tres años me lo quitaron del regazo. Su madre, creo. En cuanto lo sentaron se puso a llorar. "Uele mal uele mal uele mal". El muy hijoputa. No se callaba. Y el caso es que tenía razón. (Un servilletero en cada mesa del bar y escogí el que estaba en las últimas)
Otro de seis años. Francisquito. Que quería la PSP, la PS3, la Wii, la XBOX, la DS y un caballo.
- ¿Y el caballo para qué lo quieres, hijo mío? - claro, le dije yo.
- Para jugar con él al Provolution, señor.
- Ah, muy bien. Eso está muy bien, padre. Te daría un caramelito, pero es que me los han quitado esos señores malos que hay ahí abajo.
Otro también con seis o siete años. Iker. Que coge el cabrón y me dice que fumar es malo.
- Pues sí, Iker, es malo. Pero yo soy Rey. Soy el Rey Baltasar. Y como soy Rey puedo hacer lo que me salga de los putos cojones, sabes. Entonces puedo fumar cuando me de la gana y donde me de la gana, ¿pillas, no?.
- Sí -me contestó con los muy abiertos-. ¿Me traerás el coche de Spiderman?
- ¿El coche?. El coche, la moto, la bicicleta y hasta una golfa para que se quite las telarañas del nabo, hijo. PAJE!!! Quieres un cigarrito o qué, joder. Qué tío más soso, coño.

El Paje se me hacía el sueco, el cabrón. Creo que se había mosqueao un poco conmigo. Los gorilones y el hijo de la Josefa (todavía con su bolsa de cacahuetes con cáscara en la mano) estaban por subir al tablao. Me miraban con muy mala cara. Pero tenía a un niño de nuevo en mi regazo y eso les hizo recular. Unos 8-9 años la criaturita.
- ¿Y tú qué quieres para los reyes, caballerete?
- Tú no eres negro de verdad, tolai.
- Oh, vaya. Pues mira, tú tampoco haces pinta de ser hijo de tu padre, pequeño cabrón. Haces más bien cara de bastardo - le dije al oido.
Me miró sorprendido y forcejeó un poco cuando quiso desasirse de mí. Pero lo retuve. Sus padres estaban grabando la escena desde la acera, ajenos a todo y con la típica cara de gilipollas inmortalizando el momento, justo al lado de una vieja con un apósito en la cabeza que también me miraba de un modo raro.
- Se lo voy a decir a la policía - me dijo el niño mirando a un pitufo con chaleco fosforito.
- Yo también - le dije-. Les diré que fumas porros de basuco con tus amigos en el parque y que vacilas a los transeuntes. ¿Y qué dirán entonces tus padres, eh, pequeño hijo de puta? ¿Qué dirán al respecto?
Se calló. Me miró sorprendido. Alarmado. Dos lágrimas cebolleras le cayeron al momento.
- Por favor, señor...
 - No te preocupes, chaval. Solo era una broma. Toma, guárdate esto, que está de puta madre y tiene mucho fósforo. Se guardó el plátano en la chaqueta (el último del manojo) y bajó junto a sus padres sin mirar atrás. Su madre me saludó con la mano.

23:20h. Revelaciones en la cuarta fase.

Los plátanos tenían drogaina. Los había comprado mi madre en el LIDL hacía unos días. Por lo visto alguien se había despistado con la caraja y había desviado una partida de cajas de plátanos con droga al supermercado.
- Hijo mío, ¿estás bien?. ¿Te has llevado tú el manojo de plátanos de la cocina?. Te he estado llamando al móvil. ¿Estás bien, hijo? ¿Te los has comido? Ay, qué susto José Luís, cuando he visto la noticia en la tele.

EPÍLOGO.

16 de Enero de 2.010. 19:37h.

He ido al LIDEL cada día desde entonces. A comprar plátanos. Pero sin resultado. Bueno, miento, para ser sinceros la verdad es que ahora llevo sin cagar TODA UNA SEMANA.
Estoy estreñido hasta las cejas.

FÍN.

No hay comentarios: