Blogoteca 20 Minutos

lunes, 10 de mayo de 2010

Corazón fatigado. Cap. 2. DISCOTHEQUE.

La busqué con la mirada en cada cola de caballo que veía por las aceras de la ciudad. Una vez incluso me metí en una Iglesia tras de la que creía que era mi Cleopetra. Estaba a rebosar (la Iglesia). Pensé que igual se trataba de algún concierto del Padre Jony porque eso no era normal la gente que había allí metida, así que me acoplé en la última fila y esperé con expectación. Resultó tratarse de un bodorrio de alto copete y tuve que soportar un sermón de una hora y media y a una anciana que se echó una buena cabezada sobre mi hombro derecho, pero hice acopio de fuerzas solo para volverla a ver. Mi decepción fue mayúscula cuando, a la salida del enlace, y entre millones de kilos de granos de arroz comprobé, desolado por completo, que no era ella. Por si fuera poco, uno de los granitos me entró en el ojo y tuve que acudir al especialista.

- No llore usted, Paco. Piense que ha tenido usted muchísima suerte - me dijo el doctor -. Si llega a ser un grano de arroz bomba quizá hubiera perdido el ojo.

Era una herida superficial (la del ojo, claro), así que por prestidigitación médica tuve que andar con un parche hasta bien entrado el Otoño.

- Mira, mira, ahí va el piratón del Paco.
- ¿Te pego una patá en los huevos, Jose Luís?
- Coño, Chumi, que era una broma.

Le pedí disculpas y prometió animarme el Sábado noche. Se había echado un rollete y, según él, dicho rollete tenía una prima con unas tetas muy agresivas (palabras suyas, cuidao). Acepté finalmente a regañadientes porque la situación se había vuelto insostenible y estaba perdiendo la cabeza, de día y de noche, pensando en la hembra del bikini atigrado. Total, que llegado el momento, me alicaté de arriba a abajo y me dirigí a la puerta de la discoteca en cuestión. Camiseta negra Imperio Armani, Levi's desgastaos, Panama Jack de color beige, patillas perfectamente afiladas y mosca, pelo engominado, y olor a macho, a Is San Lorán pur hom; en fín, niquelado, dentro de lo que hasta donde uno puede llegar, eh.

En la puerta estaban el Joselu y las dos chicas y, mientras me acercaba a ellos, iba procesando de modo exhaustivo la información que estaba recibiendo visualmente.

INFORME DE SITUACIÓN:

- Chica buenorra de estupendas tetas (como las de mi amor). Se la ve fajada en lides amatorias, pero quizá noble en el juego del amor. Bonita sonrisa si no fuera por la mella del incisivo superior derecho. = rollete de Jose Luís.

- Chica achaparrada con exceso de peso, descomunal saturación de pectorales y más fea que un Seat Panda visto desde abajo. Busca a Jacq's. Y deduzco, por su excesiva salivación y lo insolente de su mirada, que con desesperación. = ¿rollete de Paco?. (NO-ME-JODAS)

- Solución = sal corriendo en dirección contraria.

- Alternativas = te han visto. Pasa de hacer el ganso y no salgas corriendo.

- Conclusión = me cago en la vida del Joselu y me cago en la mierda esta de las citas a ciegas.

FÍN DEL INFORME.


“Chumoski, esta es Silvia. Hola, Silvia, encantado, a tus pies. Hola, Joselu, cómo estás (recuérdame luego que te parta las piernas, porfa). Y esta es Merche. Hola, Merche.” Miré de reojo al Jose Luís y bueno..., que sí, que vale, que la muchacha tenía dos ubres como dos catedrales, cierto, impepinable, pero oye, de verdad, que yo ya sé que soy de belleza desinteresada (por decirlo finamente, eh) y que está muy mal juzgar a las personas humanas por su aspecto, pero es que, por el amor de dios, era más fea que el primo del Tirilla, que cuando nació lo echaron al aire para ver si volaba como un murciégalo, joder. Por si fuera poco encima era una tía sobas y demasiado atrevida para mi gusto. De esas que a los 30 segundos se comportan como si te conocieran de toda la vida y..., y te tocan, invaden tu intimidad, sabes. Verás tú cómo esto no me lo hace Jelen Lindes, no, ya veras como no; pero una criatura primigenia como esta sí, hostie. Pues eso, que a los 30 segundos la tenía colgada de mi brazo, mirándome de modo muy lascivo.

- Vamos para dentro, Conan, que estás muy bueno.

Lo que yo te diga. Entremos pues, antes de que alguien del barrio me vea con esto, piense que estoy en peligro, y venga con unas estacas o una escopeta de cartuchos rellenos de cojinetes de plata. Joselu, te parto las piernas y se las doy de comer a los perros. Me muera si miento.

Tras dejar algunas pertenencias en el guardarropía hice ademán de soltarme de ella, pero me tenía bien agarrado y no dejaba de frotarse.

- Eh, eh, eh.... ¿a dónde vas, Tarzán? ¿No querrás dejarme solita con tanto lobo suelto, verdad?
- Al servicio. A poner un estanque para los peces, chata. Ahora vengo.
- No tardes mucho. Yo te espero en la puerta. Aunque si quieres me cuelo contigo dentro – me dijo haciéndome un habilidoso juego de lengua, con sonido y todo.
- Eeeeemmm...., no, no hace falta, gracias, de verdad....
- No te gustaría que... - insistió de nuevo en enseñarme la lengua y moverla como si fuera una bicha*.
- No, no, muchas gracias, en serio. Tranquila, si ahora voy yo. Tú ve tirando si eso que no tardo nada. Anda ve, va, no seas tonta que esto es un plis.

Me fui para la barra más lejana, con los sudores, mirando por encima del hombro y me pedí un Absolut con limón. “Gracias, guapa, quédate el cambio que eres muy simpática”, le dije a la camarera. A mi vera una chica sonrió. No sé si por el comentario o porque de un trago dejé el vaso de tubo con cuatro rocas y un culillo de cubata. Yo es que soy así cuando me pongo nervioso. Me giré para encararla en condiciones.

TO BE CONTINUED.


*Bicha: culebra, serpiente, ofidio. (genericus)

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