Blogoteca 20 Minutos

lunes, 10 de mayo de 2010

Corazón fatigado. Cap.1. FLECHAZO.

La vi por primera vez en el Parque Acuático ISLA FANTASÍA en Vilassar de Mar. Hacía unos días que había vuelto de pasar muchos sudores en la provincia de Jaén y habíamos quedado los amiguetes y un servidor para refrescarnos los bajos y echar unas risas contándoles de las costumbres y tradiciones que tienen los lagartos y lagartijas allí, en aquellos extensos campos de olivos, y de cómo les ganaba al Remigio en interminables timbas que se extendían hasta la madrugada, con la fresca, entre quejas y palabras malsonantes, pues es de todos conocido que los lagartos tienen muy mal perder.

Ella estaba haciendo cola para tirarse por un tubogán azul muy alto, de varias plantas, un supertubogán, y yo, nada más verla, me enchispé locamente y solo pensé en cubrirla. Llevaba un bikini con estampado de tigresa por el que rebosaba la generosidad y la abundancia de sus pechos. Una larga cola de caballo le caía por la espalda hasta la conclusilla del culo; un culo grande y hermoso, fantástico, por cuya raja, separación de esas dos aglomeraciones marmóreas, se perdía la tira del tanga hacía los abismos insondables de su ojete. Dos aros como dos julajops adornaban su rostro, con la raya de los ojos bien perfilada y larga como a mí me gusta. Era una diosa. Era mi Cleopetra, entiéndeme lo que te digo.

- Oiga, usted, ¿a dónde va?.
- Disculpe, señora, es que he visto a una amiga.

Que si vaya cara, que si a la cola, que si patatín que si patatán. Total, que con señoras así es mejor no discutirse porque tienes las de perder. Están muy resabiadas y curtidas en este tipo de lides y es mejor dejarlo estar, sabes. Así que cogí y me fui para ella. Nada ni nadie podía pararme en ese momento. Finalmente subí todas las plantas del tubogán y con el resuello llegué a su altura entre abucheos del respetable. Y también algún insulto ("haz cola, desgraciao!!!" "hijoputa!!!" "a la Guardia Civil que vas!!"; en fín, lo de siempre).

- Reina mora, si tú quieres yo después te invito a un frankfurt, una Coca-cola y un cigarrito - le dije a su espalda con mi mejor tono de voz cautivador.

Me miró de refilón y soltó una risita. Acto seguido, sin hacerme ni puto caso, cogió y se tiró por el tubogán. Yo cogí y sin dudarlo me lancé detrás de ella para ver si una vez abajo, con el estrépito de la llegada y la confusión, caía cerca de ella y pillaba cacho, tú me entiendes lo que te digo. No pudo ser. Llegué a toda hostia y caí encima de una señora con un moño y muchas varices. Me levanté agitado y miré a mi alrededor escupiendo agua. Mi reina me miraba divertida, con sus amigas, de pie en el borde de la piscina, al lado de un Pablito de esos con un bañador rojo como Mich Buchanan y un silbato en la boca.

- Perdone usted, señora. Le pido disculpas. Es que esto alcanza unas velocidades demoníacas y me ha fallao el freno de mano, sabe usted.
- Ay, no te preocupes, guapo, que no pasa nada. Además, que del roce se hace el cariño, rey - me dijo sin apartar ojo de la tremenda erupción que pugnaba por salir bajo mis Billabong sin huevera. Es lo que tiene pensar en sexo sin haber desayunado en condiciones.

¿Quería encalomarme?

- Eres un chico muy mono, sabes. Mira, te perdono si me dices dónde están los lavabos. O mejor, si me acompañas y así no me pierdo - me dijo guiñándome un ojo.

Hostia puta, quería encalomarme.

- Mire usted, señora, que es que yo ahora mismo no tengo ni ganas de mear ni de hacer de cuerpo pero yo le digo en un momento dónde están. Mire, ¿usted ve dónde está el banderín de la caseta de los tickets de la entrada? ¿sí?, bueno, pues se me va para allá y se me sale del recinto. Una vez en la acera, me la sigue toda derechita unos 25 kilómetros todo para abajo, vale. No tiene pérdida.

Mich Buchanan me alentaba con el silbato a salir de la piscina porque estaba entorpeciendo el correcto funcionamiento de la atracción ("que ya voy, nen, que ya voy, tranquilito, hombre"), y mi Cleopetra había desaparecido sin dejar rastro con sus amigas. Así que, en un momento en el que la señora subía el pescuezo para distinguir el banderín, cogí y me escaqueé con sigilo al más puro estilo Solid Snake, camuflándome con el entorno.

Me alejé de la piscina buscándola con la mirada (a mi reina, digo, no a la señora pervertida, joder) pero fue inútil. Aquello era un infierno. Niños por aquí y por allá, corriendo y chillando. Marujas desbocadas. Garrulos en cuadrilla. La había perdido de visto en un auténtico campo de batalla. Una lágrima muy, muy grande cayó en el césped artificial. Pero en un Parque Acuático como aquel pasó desapercibida.

TO BE CONTINUED.

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